La psicología del hombre-niño

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“El hombre no puede descubrir nuevos océanos al menos que tenga el coraje para alejarse de la orilla”

— Andre Gide

Marie Louis von Franz, una psicóloga suiza, notó una preocupante tendencia en la mitad del siglo 20 —muchos hombres y mujeres que se hayaban en la edad adulta permanecian psicológicamente estancados en su maduración. Su desarrollo psíquico no pudo seguir el ritmo de su cuerpo. Von Franz vio esto como un problema tan inquietante que en 1956 decidió dar una serie de conferencias sobre la psicología del “Puer Aeternus”, que designa el concepto de ”niño eterno” en latín. Aunque originalmente este término era usado en mitología para referirse a un niño dios que permanecía joven por siempre, el maestro de Von Franz, Carl Jung, tomó el término con el propósito psicológico de describir a un individuo que, como Peter Pan, fracasa en madurar [psicológicamente]. En una de sus conferencias von Franz describió al “puer aeternus” como el individuo que:

“permanece demasiado tiempo en el estado psicológico de un adolescente; así es, todas esas características que son normales en un joven de diecisiete o dieciocho permanecer en la vida adulta, acompañado en la mayoría de los casos con una gran dependencia de la madre”

Marie-Louis von Franz, El puer aeternus

Von Franz predijo que en las próximas décadas lo que ella llamó ”el problema del puer aeternus” iba a propagarse alrededor del mundo, afectando cada vez a más individuos. Sus predicciones demonstrarón ser muy acertadas; especialmente entre la población masculina Occidental. Muchos jóvenes están estancados académicamente, socialmente, espiritualmente, económicamente y sexualmente. A la edad de 30 o 40 años todavía viven con sus padres, eligiendo permanecer encerrados con el cómodo cuidado de sus padres en lugar de explorar las brumosas aguas de la independencia. En vez de desarrollarse, prefieren permanecer en los familiares y confortables mundos virtuales de internet, en la pornografía y en los video juegos. Son errantes pasivos sin camino ni propósito, exceptuando la búsqueda de placeres momentáneos para sosegar su sufrimiento. Si tomamos en cuenta los síntomas de este problema, no sería descabellado sostener que el problema del puer aeternus es el principal trastorno de la época moderna.

El propósito de este curso es otorgar un antídoto a aquellos que sufren por este problema. Para hacerlo, vamos a exponer un profundo análisis psicológico del puer aeternus, y basándonos en la perspicacia de Carl Jung, Soren Kierkegaard, von Franz y otros, daremos recomendaciones prácticas sobre como comenzar un camino de vida más responsable, gratificante e independiente.

Antes de indagar en la psicología del puer aeternus, necesitamos tomar consciencia de las condiciones que han provocado este problema; y esta toma de consciencia requiere que expliquemos cómo un fuerte complejo de Edipo (o complejo de madre) estanca la maduración de muchos — por qué como von Franz notó:

“Un hombre que posee un complejo de Edipo tendrá que pelear contra su tendencia de convertirse en un puer aeternus”

Marie-Louis von Franz, El puer aeternus

En el decurso de nuestra evolución, tanto el padre como la madre asumieron roles diferentes. Las madres, en comparación con los padres, han interactuado más con sus hijos siempre. Mantienen más contacto físico y son más atentas, agradables y empáticas con las molestias físicas y emocionales, y con las necesidades del niño. Esta relación extremadamente cercana y intima con la madre crea en el niño una marca emocional perdurable, o un robusto vínculo psicológico llamado “complejo de Edipo”:

“La imagen madre se interioriza en el niño como un complejo; un cúmulo de energías con gran carga emocional que está más allá del control del ego”

James Hollis, Under Saturn's Shadow

Los padres no crean este vínculo de dependencia con el niño. En vez de eso, su papel, ha sido tradicionalmente el de proporcionar medios y protección al niño en desarrollo, y no menos importante, la proporción de orientación. Específicamente, el rol del padre ha sido el de ayudar al niño a liberarse del vínculo de dependencia con su madre y con eso ayudarlo a emerger en el mundo como un adulto independiente y funcional.

En el transcurso de la historia, los individuos pasaban de la adolescencia a la edad adulta con la ayuda de rituales de iniciación. El transcultural objetivo principal de todos los ritos de iniciación era separar al niño de su madre, primero físicamente, y luego psicológicamente. Estos rituales eran realizados poco después del inicio de la pubertad, y eran instituidos únicamente por los hombres mayores de la tribu, los “padres de la cultura”. Las mujeres eran privadas de observar o participar en el ritual.

Un rito de iniciación típico, como lo explica Mircea Eliade en su libro ”Rites and symbols of Initiation”, procedía así. En el medio de la noche, los “padres de la cultura” de la tribu, vestidos como dioses o demonios, secuestraban al joven de su cama. Esta era la última vez que el joven veía a su madre por, aveces, meses. El joven era o llevado a una cueva profunda o enterrado vivo o cubierto de alguna manera que representara, o fuera, la oscuridad. Esta etapa representaba la muerte simbólica de la infancia del joven: la pérdida del paraíso y la alegría de la irresponsabilidad. El objetivo era transmitir al joven el mensaje:

“No podes ir a casa de nuevo”

— Thomas Wolfe

Siguiendo la muerte simbólica de la infancia, se realiza una ceremonia de renacimiento, marcando la transformación del adolescente a un estado más maduro. Era, ulteriormente, formado en la sabiduría y el conocimiento de la tribu, y luego enviado a la desconocida naturaleza donde pasaba muchos meses solo combatiendo por su supervivencia. Al regresar victoriosamente, era aceptado de nuevo en la tribu como un miembro adulto. A partir de ese momento, se esperaba que el joven haya superado su complejo de Edipo; la inmadurez y la dependencia ya no eran aceptadas.

Viendo la intensa y aveces violenta naturaleza de estas iniciaciones, parece que nuestros ancestros comprendían que separar al joven niño de su madre es una tarea monumental que requiere resoluciones premeditadas. Hoy en occidente no hay ritos de iniciación similares.

“A menudo se ha dicho que una de las características del mundo moderno es la desaparición de todo rito de iniciación significativo”

Mircea Eliade, Rites and Symbols of Initiation

Careciendo de “padres culturales” y ritos de iniciación, los jóvenes de hoy deben recurrir a sus padres para que les proporcione la iniciación en la edad adulta. Pero , desafortunadamente, no todos los padres pueden proporcionar esta orientación a sus hijos, ya que para hacer esto, el mismo padre tiene que ser fuerte e independiente y emocionalmente presente en la vida del niño. Debe ser capaz de mostrar por su ejemplo, que hay algo que vale la pena perseguir y luchar en este mundo; para animar exitosamente a un joven a desprenderse de las comodidades de la infancia, el joven necesita estar convencido de que existe un lugar donde vale la pena ir.

“Los niños además necesitan observar como su padre actúa en el mundo. Necesitan que les muestre como vivir en el mundo, como trabajar, como recuperarse de las adversidades... Necesitan activar su inherente masculinidad por medio de modelado exterior y afirmación directa”

James Hollis, Under Saturn's Shadow

En su libro Finding our Fathers, Sam Osheron cita un extenso estudio en el cual solo 17% de los hombres Americanos informaron haber tenido una relación positiva con su padre en su juventud. En la mayoría de los casos, el padre estaba ausente físicamente o emocionalmente. Reflexionando sobre estas estadísticas, el psicoterapeuta James Hollis escribe:

“Si esta asombrosa estadística está solamente cerca de la verdad, algo grande y trágico le ha pasado a uno de los equilibrios críticos de la naturaleza”

James Hollis, Under Saturn's Shadow

Una perturbación en el equilibrio crítico de la naturaleza humana es exactamente lo que ha pasado. Vivimos en la época del padre ausente, y muchos sufren inmensamente como resultado. Se espera que los hombres jóvenes abandonen las conformidades de su casa, que superen su complejo de Edipo, y que esculpan una vida digna sin la ayuda psicológica de un padre. ¿Queda alguna duda de por qué el problema del puer aeternus es tan prominente en nuestros días?

Pero las consecuencias de un padre ausente son empeoradas por el impacto que esta situación tiene en la madre. Ya que produce una situación donde, en primer lugar, la madre tiende a ser más autoritativa en su crianza para compensar la ausencia de la figura masculina en la vida del niño. Y, en segundo lugar, el fracaso del padre en dar a la madre amor y apoyo crea en ella un hambre emocional el cual intenta saciar a través de la relación con su hijo. Esta situación crea la perfecta tempestad en la que la madre se convierte en lo que los jungianos llaman una “madre devoradora”. Ella sobre protege y sofoca a su hijo y se involucra en todos los aspectos de su vida. Con frecuencia una madre así, a pesar de tener las mejores intenciones, inconscientemente manipula a su hijo para que permanezca dependiente de ella en la edad adulta. Y con frecuencia el niño cumple voluntariamente.

“Contemplen la conspiración secrete entre la madre y el hijo, y como cada uno ayuda al otro a traicionar la vida.”

Carl Jung, Aion

Un niño criado de esta manera, y por lo tanto sin haber tenido la posibilidad de aventurarse por su cuenta, de defenderse a sí mismo, de fallar y solucionar sus propios errores, o de hacer decisión por sí mismo, se convertirá en un adulto limitado en su capacidad de soportar y superar los inevitables desafíos y adversidades de la vida. El saludable deseo de adaptarse a la realidad y individualizarse, ambos de los cuales implican miedo, dolor y conflicto, serán reemplazados por su necesidad de permanecer vinculado a su madre, ya sea su verdadera madre o una sustitución simbólica en el mundo. Si no permanece dependiente de su madre biológica, puede que busque desesperadamente otra mujer como sustituto maternal, o bien abandonarse en el confortable abrazo de una adicción. En otras palabras, cuando un niño emerge en la edad adulta con un fuerte complejo de Edipo, no buscará desarrollar su independencia y aumentar su consciencia, más bien será poseído por lo que Jung llamó:

“el espíritu de la regresión, [el cual] nos amenaza con la esclavitud a la madre y la disolución y extinción en el inconsciente.”

Carl Jung, Symbols of Transformation

Se encontrará al servicio del sueño, y no en la batalla de la vida.

“espera ser atrapado, succionado, envuelto y devorado. El busca, por así decirlo, el protector, nutritivo, embelesado círculo de la madre, la condición del infante liberado de toda responsabilidad... ¡No es de extrañar que el mundo real desaparezca de la vista!”

— Carl Jung, Aion

En el próximo video, presentaremos un análisis profundo de la psicología del puer aeternus. Después de eso, exploraremos cómo se puede superar el problema del puer aeternus para poder llevar una vida más independiente y gratificante.